domingo, 11 de julio de 2010

EGO TE ABSOLVO: POR TERESA ARROYO "BIPOLAR"

Ego te absolvo

(Para ver la  imagen de este texto clik aquí)

El penitente cayó de hinojos en la penumbra del reclinatorio con estrépito y pidió clemencia al Padre que distraía los ojos adormilados en la lectura de las Bienaventurazas a la luz hiriente del Confesionario.

-“Ave María Purísima”

-"Sin Pecado concebida".

-Bendígame padre, porque he pecado.

-¿Cuánto hace de tu última confesión, hijo?

-Ayer a estas horas padre.

-Te atormenta tu espíritu en exceso.

-No Padre, yo confieso que he deshonrado los preceptos Sexto y Noveno de la Ley de Dios. Incluso he atentado contra el Décimo.

-Todos luchamos contra nuestros propios demonios, hijo, porque al fin y al cabo estamos hechos de la misma pasta que el resto de los mortales. Ahí reside tu empresa como novicio y es tu obligación vencerla. Pues quien vence a la carne domina al Diablo.

-No puedo vencerla, Padre. Soy débil. Muy débil.

El penitente dijo estas últimas palabras con un hilo de voz.


-El Señor comprende tu naturaleza y se apiada de ella. Haz acto de contrición y reza un rosario completo para apaciguar tu alma.

-¡¡USTED NO LO COMPRENDE!!

-Respeta. No eleves la voz, recuerda dónde nos encontramos.

-¡Escúcheme Padre! ¡Por caridad!

-Habla hijo.

-Ayer, durante la escenificación de la Última Cena…

-¿Te refieres a la celebración de la Homilia de Jueves Santo?

-Sí Padre.

-Prosigue.

-Mientras usted lavaba los pies diminutos e inmaculados de los niños apóstoles representando la antesala del calvario de Nuestro Señor Jesucristo…

-¿Sí?

-…yo gozaba imaginando que era yo mismo y no Usted, Padre, quién ungía esos pies descalzos y ascendía con lascivia por cada cuerpecito menudo disfrutando con el roce de la piel de esos querubines de Rafael.

El Padre contuvo un silencio incómodo ante la revelación del novicio. El penitente carraspeó provocando la respuesta del Confesor.

-Tus pecados se reducen a pensamientos impuros y poco recomendables. Deberías recluirte en tu celda durante un día entero para reflexionar y orar.

-Todavía no he finalizado con la exposición de mi purgatorio.


El hábito se revolvió con desazón en el sillón rojo y el Padre asió el crucifijo entre sus manos conociendo del cáliz detestable que le iban a dar a beber, como tantas otras veces.

-Padre… ¿Sigue Usted ahí?

-Sí, hijo. Continúa si es tu deseo (el Padre habló sin ninguna sinceridad en su invitación)

- Angustiado y con el corazón en un puño por mi ansiedad, celebré el final de la Misa para ofrecerme en la Sacristía como asistente de cámara de todos ellos para despojarlos de la casulla de monaguillos. En el fragor de la revolución de los pequeños que revoloteaban gozosos y exaltados, desnudé al más pequeño que era tierno y lechal como el cordero de Dios y besé su rostro y toqué sus partes íntimas sintiendo un placer inmenso para estar en comunión con el Altísimo pues compartí su carne ofrecida en bandeja de plata.


El Padre tuvo que contener la náusea apaciguando los puños y la ira.

-Padre ¿Perdonará Dios mi gula?

-Hijo, quizás deberías replantearte tu fe y buscar otro tipo de ayuda.

-Mi fe es incólume Padre y ésta es mi vocación. Dios es generoso y en él hallaré misericordia.

El Padre se limitó a repetir el repertorio de absolución encomiando al pecador a una semana de reclusión, ayuno y penitencia.


Todavía tardó una hora más en abandonar el Confesionario al que había apagado la luz para denostar que estaba fuera de servicio. Necesitaba digerir a oscuras tanta abominación. Se levantó con cien años más en su alma. Se arrodillo en el pasillo de la Iglesia piadosamente y rezó un Padrenuestro. Miró directamente a los ojos de pino de Jesús crucificado comprendiendo su pena insondable y atrancó la Iglesia.


Nada más entrar en casa, lo recibió un aroma delicioso a guiso casero y un rostro afable de mujer. Se desabotonó la casaca negra que colgó en el perchero y quedó un varón en vaqueros y camisa a cuadros de nombre Manuel.

-¡Qué bien huele Sara, pero esta noche no tengo apetito!

-¿Secreto de confesión?

-Sí, Sara. ¡Qué bien me conoces!

Sara introdujo sus manos por la desembocadura de botones de la camisa de Manuel para acariciar con ternura su pecho mientras se apoderaba de sus labios. Manuel recolectó el ósculo de dulce néctar, impregnándose de su bondad para eliminar toda la carga negativa de las últimas dos horas. Abrazó estrechamente a Sara y lloró sobre su hombro amargamente.

-Manuel, mi amor, yo te reconfortaré para aliviar tu aflicción.

Entrelazados subieron las escaleras al dormitorio. Allí Manuel se comportaba como un hombre. Sólo era un hombre con el peso a sus espaldas de un dios.

Teresa Arroyo "Bipolar". Blog http://serpientenilo.blogspot.com/

8 comentarios:

★Carlos Becerra★ dijo...

Excelente texto !!!
Absolutamente real !!!
Ni mas, ni menos que la exposición de aquello que ocurre en muchas parroquias.

Un placer inmenso que usaran mi imagen en el post, la hice luego de leer varias notas sobre los calamitosos abusos degenerados que párrocos, curas, monjes, sacristanes, obispos y todos estos cuervos han regado por este azul planeta.

Me gusto mucho haber venido !!!
VOLVERÉ !!!


"Carlos Hugo Becerra"

El Gaucho Santillán dijo...

Buen relato. entretenido.

Un abrazo.

Juan T. Llamas dijo...

"Mataiotes mataioteton, kai panta mataiotes". Es decir, "Vanitas vanitatum, et omnia vanitas".

"Vanidad de vanidades, todo es vanidad", reza el Eclesiastés en su Capítulo I, versículo 2.

Aquí la pregunta es: ¿Por cuál motivo íntimo los hombres de la jerarquía de la Iglesia católica no se adaptan a los tiempos modernos?
Es algo, para mí, incomprensible.
Puede llegarse a la conclusión fácil de que, a pesar de ser inteligentes, tienen una ideología profundamente reaccionaria.

Pues combatir el celibato de los sacerdotes, el derecho de la mujeres por decidirse a abortar y la guerra declarada que tienen en contra de los homosexuales son, entre otras, ideas de una Europa medieval que ya no existe.
Que ya desapareció.

El día de ayer, precisamente, le comentaba a alguien que tener relaciones sexuales es tan natural para los humanos como comer, trabajar o dormir.
Eso ya está establecido en la psiquiatría universal.

Sin embargo, estos señores permanecen cerrados a ver la realidad que los rodea.

¿Qué sé yo acerca de un hombre honesto que ha sido llamado a vestir la sotana, y que le prohíban desahogar sus instintos naturales?
¿Qué sé yo de lo que siente una mujer por no querer estar embarazada?
¿Qué sé yo de un hombre casado al que le agrada tener relaciones extra maritales, sea con mujeres o con hombres?
Ignoro esos asuntos.

Eso pertenece al campo individual de cada quién.
A la conciencia interna. Con culpa o sin ella.

La pederastia es un delito moral, antes que jurídico: la infancia, y la adolescencia, es la única etapa anterior al saber de que somos mortales.
Por ende, atacar a los niños y a los jóvenes es, de cualquier manera, un modo de suicidarse la Humanidad.

Puedo meter las manos al fuego por Juan XXIII: él hubiese ordenado las cosas a como está el mundo hoy.
Y eso, que te lo dice un comunista.

Exquisito relato, Teresa.

Tu amigo desde siempre.

Merche Pallarés dijo...

BIPO es ¡genial! y sabe meter el dedo en la llaga. Besotes, M.

Pedro Estudillo dijo...

Sencillamente sublime. Ya lo he leído varias veces, y siempre me ha emocionado la manera de relatar de estar mujer y la forma de hacernos llegar un mensaje tan importante y necesario.

Un abrazo.

MariaJU dijo...

muy buen relato. Cuantas variantes habrá del mismo delito (pecado para los creyentes) en todos los siglos que la iglesia viene ejerciendo su poder así como el de pernada sobre la gente q, obligatoriamente, había de estar sumisa ante ella y sus caprichosos y delictivos actos?

Paco Muñoz dijo...

Es muy bueno por lo que tiene de cercanía, por lo bien explicado. Son cuestiones de siempre, conocidas de todos, comentadas y susurradas por todos cuando hablar alto era peligroso. Es "vox populi". Es la contradicción de una organización arcaica, que a lo largo de los tiempos han pretendido marcar la pauta, quemar a la ciencia, esclavizar a la mujer, y enriquecerse. Es cierto que hay excepciones pero se diluyen en lo prehistórico y medieval de su sentir oficial.
Enhorabuena.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Qué grande es Bipolar.