sábado, 12 de febrero de 2011

Oración diaria: por Mª Antonia Gutiérrez


ORACIÓN DIARIA

Don y todopoderoso,

voz y mando de su empresa.

Jefe y señor de sus bienes

y de las vidas que aprieta.

Hágase su voluntad

en el suelo de su hacienda.

Hàganse sus instrucciones

sin lugar a las enmiendas.

Siempre lleva la razón

y no escucha otras propuestas.

Como dueño en sus dominios,

cuanto dice a orden suena.

Nunca oye al trabajador

que, en justicia, le protesta

por un salario más digno

tras su jornada completa

y hágase cuanto conviene

al "pelotas" de primera

que pisa a sus compañeros

y encima se regodea.

Don y todopoderoso,

jefe y señor de su empresa,

si viera lo que se esconde

debajo de la chistera

de aquel de quien más se fía,

se llenaría la tierra

de pestilente basura

y cantarían las piedras.

Haga cuanto se le antoje

siempre y cuando le conceda

idénticos privilegios

al total de su cantera

y no olvide este consejo:

el buen obrero no cuenta

sus dineros ni sus joyas

ni le importa su cosecha,

sólo el pago de sus horas.

Sin embargo el que le presta

atenciones a sus gustos

y limpia el polvo a su mesa,

trabaja el tiempo preciso

y al momento se la cuela.

Amo y señor de su reino,

no confíe en esa oveja.

Don y todopoderoso

amigo de la riqueza,

devuelva tantos sudores

que lustran su billetera.

El día menos pensado

su cajita de herramientas

puede sufrir desperfectos

de (¿quién sabe?) quien quiera

cobrarse los honorarios

que escatima a ciencia cierta

y vaya usted a saber...

Proteja bien su entrepierna

por lo que pueda tronar.

(Parece que habrá tormenta...)

Mª Antonia Gutiérrez Huete publica en el blog de La Asociación de Amigos de la Bibioteca de Priego: http://rafaelrequerey.blogspot.com/

NOTA: El lugar de los comentarios se fue medio kilómetro más abajo. Bajen sin susto. A ver si Ojito lo arregla el lunes.

8 comentarios:

Marina dijo...

Qué risa y cuánta razón tiene.
Un abrazo.

Carlos Alberto dijo...

Hola, María Antonia.

Imagina una empresa sin jerarquía.

Una empresa donde el poder esté repartido y no concentrado en el vértice de la pirámide.

En la que no hay secretos financieros y cada trabajador puede conocer el balance semanal de caja de la empresa.

En la que todos comparten la responsabilidad.

En la que se alienta el crecimiento personal y la iniciativa independiente porque ello realza el todo.

En esa empresa nadie tiene un titulo que le confiera algún nivel privilegiado, todos tienen un solo y el mismo título.

Y no existen descripciones de puestos determinados.

Todos los empleados llevan a cabo una reunión semanal, en la que se realiza un informe completo del balance de caja de la semana anterior: ventas, gastos… todo.

¿Un sueño utópico?

En absoluto. Existe en Estocolmo, Suecia.

Fragmentos de: «El espíritu creativo», de Daniel Golman, Paul Kaufman y Michael Ray.

Mª Antonia dijo...

Gracias Marina.
Gracias CArlos; no sabía que esa utopía podía existir.
Algunos empresarios que conozco afirman que los trabajadores podemos ser un "cáncer" para la empresa... y yo me pregunto ¿Cómo funciona una empresa sin trabajadores?

Un abrazo

María José dijo...

Querida Mª Antonia:

Tu poema trata la pura realidad de ayer, hoy y mañana. Es atemporal.

Besos.

aisladodelmundo dijo...

Me ha encantado Mª Antonia tu poema. Opino, como Carlos Alberto Arellano, que -al igual que otro mundo es posible- es posible la colaboración entre jefe y asalariado, pienso que es muy enriquecedor. Conozco algún caso de primera mano, aunque reconozco que será excepción. Si en Suecia de practica ¿por qué aquí no podemos??

El jefe déspota no causará más que malestar en su trabajador; y un trabajador molesto en su puesto de trabajo no rinde todo su potencial. No desarrolla su creatividad.

Gracias al Sr Arellano por la referencia del libro: ya lo pedí a la librería.

Un abrazo Antonia, y a todos los redactores y visitantes.

Juan T. Llamas dijo...

¡Muy buen poema¡

Aderezado con esa crema tan sabrosa y especial que sólo los españoles pueden agregar a sus composiciones.
Cualquier latinoamericano puede percibir el sabor que se lleva, pues hay herencia de tanto talento que existe desde hace siglos.

Enhorabuena, María Antonia.

jaja ¡qué madreada para los patrones déspotas e insensibles¡

Antonio Aguilera dijo...

Un trato humano y escuchar a los demás en todas partes, incluido nuestro puesto de trabajo, es señal de una buena convivencia.
¡Qué difícil, a veces, nos hacemos la vida unos a otros!

Y qué bueno es colaborar en los proyectos de cualquier tipo, de tú a tú, en forma horizontal; en vez de imponer por la autoridad que algunos se adjudican.

un abrazo María Antonia

lichazul dijo...

grande Antonia!!
su pluma no tiene parangón

abrazos pa'ella y pa'ti Antonio