lunes, 23 de julio de 2012

LIBERTAD: POR JUAN CARLOS CdLIS




“LIBERTAD”


Dijo Ortega que el hombre es libre para elegir, siempre dentro de los límites que sus circunstancias le permiten. Estas “circunstancias” constituyen una mitad inseparable del propio “yo” (la otra mitad). En los años 70 y parte de los 80 los andaluces (españoles en general) conseguimos cambiar las circunstancias, mejorarlas para poder “elegir” otras opciones vitales anteriormente inalcanzables no solo (aunque también) en el aspecto político. El compromiso ciudadano y la necesidad social de profundos cambios llevó a la población a empujar de forma activa, y el sistema se vio obligado a ciertas modificaciones e incluso abanderó otras (por interés de los poderosos) que nos dieron sensación de libertad.

Pero los ciudadanos hemos ido acomodándonos a la situación. Hemos picado el anzuelo de los derechos sin deberes, sin responsabilidades sociales ni necesidad alguna de seguir con una lucha social verdadera (y no la de organizaciones acomodadas y pagadas por el sistema). Hemos tirado la poca libertad social que ganamos al apostar por una supuesta libertad personal como sucedáneo barato, en un entorno ficticio de comodidades materiales e incluso –y lo que es peor- de comodidades intelectuales.

Al ciudadano contemporáneo no le interesan los conflictos del intelecto, lo cómodo es no pensar; no le interesan los compromisos sociales, lo cómodo es que “otros raros” luchen por mi; no le interesan los sistemas basados en la justicia social (educación, política,…, cualquier ámbito), lo cómodo es que otros decidan por mí.

Esta actitud nos lleva a que el poder establecido, la simbiosis político-económica, se ha convertido en opresor del ciudadano individual y socialmente. Esto no es de ahora, sino que viene de lejos, de muchos años de conformismo y falta de compromiso real por no ejercitar la libertad y el control social, que no constituye un derecho, sino una obligación si se quiere conseguir un sistema adecuado a las necesidades vitales del ciudadano. El sistema ha degenerado llegando a graves absurdos sociales, debido principalmente a que abandera como principal característica la imperativa necesidad de alcanzar unos objetivos ajenos y contradictorios con las necesidades de la ciudadanía.

Somos absolutamente culpables. Nuestra falta de control, de compromiso, ha permitido al sistema económico-político reinante ir modificando las normas en la dirección que mas le favorece, casi sin resistencia social libre y no manipulada. Ahora nos encontramos ante la necesidad imperiosa de actuar, de modificar las reglas de juego, de oponernos a las condiciones ¿impuestas? desde arriba que implican un insoportable grado de injusticia social e incluso pone en grave riesgo las condiciones vitales de la sociedad.

Dos son los grandes cambios necesarios; cambio social y personal, y ambos con un mismo espíritu, ese que nos puso en pie a los andaluces cuando en la transición se intento ningunearnos, arrodillarnos y menospreciarnos… Ese espíritu que nos hace libres, tan libres como se pueda, en un entorno hostil. Y no es una opción, es una necesidad. Resulta imposible que el que genera un problema sea la solución mas adecuada al mismo si sus objetivos no han cambiado.

Como andaluces y como vecinos de Priego, hemos y estamos sufriendo con mayor intensidad el látigo opresor del poder establecido. Romper estas cadenas, buscar un sentido real a la vida, imponer (si, imponer) las condiciones que sean necesarias para humanizar el sistema, obligando a que el objetivo real y final sea la sociedad y no la autoperpetuación del poder económico y la rentabilidad ante todo, son objetivos irrenunciables que hemos de alcanzar si o si por el futuro de nuestros hijos… No vale ya dejar hacer, no cuenta ser solo espectador, no sirve creer en partidos políticos obsoletos y cerrados, no tiene valor la organización que no permite la democracia interna real, la participación de la ciudadanía, es traicionarnos dejar que trepas y corruptos nos engañen, e inaceptable que algunos lo apoyemos además. En fin, es imposible en las circunstancias actuales que la ciudadania siga esperando tranquilamente a que “ola pase”. No es una ola, es un tsunami contra nuestra libertad, un atentado contra nuestras vidas.

La sociedad tenemos el poder para cambiar todas estas circunstancias : cambio en la Ley electoral para que el voto de cualquiera “pese” lo mismo esté donde esté; cambio en la Ley Electoral para que las listas sean abiertas y podamos elegir a nuestros representantes como realmente queramos y desaparezcan trepas y corruptos del sistema que se esconden tras siglas y otras caras; cambios que permitan que las inversiones públicas y los bienes y servicios se gestionen con criterios de igualdad de oportunidad, convergencia y cohesión territorial y no por rentabilidad política; cambios en la Legislación Laboral que permita la defensa real del trabajo digno en condiciones que favorezcan la calidad y la productividad; cambios en la legislación que permitan volver a tener movimientos sindicales reales y no organizaciones “bien pagás” e inoperantes; cambios que favorezcan que las asociaciones de autónomos y empresarios no estén manipuladas por los intereses de los pequeños trepas que las usan como trampolín y no como sistema de trabajo para mejorar las condiciones; cambios en la actitud y calidad de los servicios públicos que permitan un control y valoración real del trabajo desarrollado y /o el servicio prestado; cambios en las administraciones que permitan que el ciudadano crea en ellas como reflejo de la propia sociedad; cambios en la actitud del ciudadano que lleven a comprender que “lo público” es de todos, que un derecho no hay que pedirlo y menos con la cabeza agachada, que un deber no se ha de obviar; cambio en la educación personal y social para que adquiramos el conocimiento y capacidad crítica que nos hacen libres…….

Dice Ortega que si no salvas tus circunstancias, no salvas tu “yo”. Tenemos el poder para cambiar nuestras circunstancias. Actuemos para salvarnos…….. Priego se muere poco a poco. Andalucía sigue atrás. Es tu responsabilidad cambiarlo. Es nuestra responsabilidad.


Juan Carlos CdLlS. Mayo 2012

2 comentarios:

Anónimo dijo...

cuando no dieron la oportunidad de vota una democracias con los años hemos visto como esto solo a servido a lo de poder tanto político como la grande fortunas el ciudadano de a pie estamos peor que ante pero solo por echo de poder expresa lo que pensamos era democracias después esta persona que no se explica en nada espera que se lo den todo hecho hay gente que no se mueve y pasa de todo y encima eso crer que lo saben todo y ellos tiene la razon

Paco Muñoz dijo...

Suscribo totalmente el artículo, nos hemos acostumbrado a no luchar y hemos acostumbrado a las generaciones siguientes. Somos culpables siempre en gran parte de los que nos hacen los opresores, la comodidad, el que lo hagan los demás y estar a verlas venir es muy de nosotros. Ahora lo que han destruido se tardará mucho en traerlo nuevamente, si con grandes luchadores costó llegar años, ahora costará siglos.